Lagunas con garzas y flamencos, tierras inundadas, Las Tablas de Daimiel al cien por cien de su capacidad y, lo más llamativo, la formación de oquedades que anuncian la llegada de agua al que se llegó a llamar " el mar subterráneo", el acuífero 23. Los Ojos del Guadiana vuelven a ver el agua tras aquellos años de sequía en los que vimos arder la turba, el manto vegetal del que manaban fumarolas en vez de agua, por las grietas abiertas abiertas en la tierra.
Las lluvias abundantes han ocasionado una importante crecida de los ríos Azuer y Cigüela, los que más agua aportan a Las Tablas. La superficie encharcada ha superado ya las dos mil hectáreas. Han renacido además antiguos riachuelos, pequeños arroyos, fuentes naturales, todo un festín de la naturaleza, algo que no sucedía desde hace casi treinta años.
INCENDIOS DE TURBA: UN VOLCÁN EN UN HUMEDAL
Toda la cuenca del Alto Guadiana ha vuelto a dar vida a una naturaleza que años atrás vimos languidecer o morir, épocas de intensa sequía en salieron a "respirar" a la superficie hasta las raíces de los olivos entre mendrugos de tierra agrietada o los incendios de turba en el interior de la tierra en el año 2009. Las Lagunas se habían secado cuatro años antes. Además de la escasez de lluvias tuvieron que ver también las decenas de miles de pozos ilegales y el agua trasvasada de la cabecera del Tajo a Levante, agua de la que vivía el humedal cuando faltaba la lluvia.
En 2007 se dio la alerta: de seguir así, la turba entraría en combustión. Dos años después, el humo comenzó a salir cerca de la Isla de Cañas, auténticas fumarolas como si se tratara de una zona volcánica. En el verano, un incendio del exterior se propagó a través de la turba. Se intentó aplastar el terreno con palas mecánicas para impedir que el aire del exterior oxigenase la turba, se inyectó agua pero no la suficiente para frenar el avance del fuego interno. En septiembre se dio por controlado el fuego de la turba aunque continuaba saliendo humo por algunas grietas.
EL PARQUE NACIONAL AGONIZANTE
El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel estaba agonizando. En total había cinco hectáreas inundadas y lo peor era la pérdida de una capa vegetal que había ayudado a retener el agua durante trescientos mil años.
Entonces se temió que aunque regresaran las lluvias, el agua se perdería en el subsuelo y que ya nunca volvieran a verse unas Tablas anegadas igual que nunca volverían a manar los Ojos del Guadiana, secos desde 1986. Aquellos humedales plagados de patos y aves acuáticas se habían trasformado en tierra seca donde ahora aparecían conejos y jabalíes.
VUELVEN LAS AVES Y MÁS DE 15.000 VISITANTES
Tras muchos años de pesimismo, en esta primavera de 2013 se vuelve a pensar que la recuperación de las Tablas es posible. Las aves han vuelto y también los visitantes, más de quince mil personas durante la Semana Santa.
Para Castilla-La Mancha, igual que para Valencia o Murcia, el agua es vital ecológica, cultural y económicamente.
Ahora mismo, el aumento del agua en los Ojos del Guadiana ha sido tan importante que llega a unos nueve metros de profundidad. Cerca de Las Tablas se han abierto "ojos" de hasta tres metros de diámetro, agujeros enormes que se ha tragado la tierra. La guardia civil ha debido acordonar la zona. De seguir las lluvias es posible que en dos meses el agua pueda llegar a la superficie y puedan contemplarse otra vez aquellos Ojos con lágrimas de agua. Ojos con los que hemos vuelto a ver somormujos, fochas, zampullines o garzas, en el llamado Oasis de La Mancha.
ESTADO DE ALERTA Y CASCADAS DE AGUA EN EL ACUÍFERO 23
Con zonas de Ciudad Real en estado de alerta por posibles inundaciones, ríos fuera de su cauce, puentes sumergidos, caminos anegados, naves y viviendas inundadas, carreteras cortadas, animales desalojados de granjas, el espectáculo de la Naturaleza ha vuelto al acuífero 23, uno de los mayores de España, un mar bajo tierra con una superficie de 5.500 kilómetros cuadrados y una profundidad de 70 metros. Sobre el acuífero se asientan más de 30 municipios de Ciudad Real, Albacete y Cuenca.
Lo escuchamos en un reportaje de TVE: "Algunos vecinos se han acercado a ver un curioso fenómeno, el hundimiento del terreno y la formación de oquedades por donde cae el agua en forma de cascadas al subsuelo. Dicen que llega al gran embalse subterráneo de la Mancha que es el Acuífero 23 y que ha recuperado ya 2.250 hectómetros cúbicos".
Las Tablas renacen, las aves han vuelto al Oasis de la Mancha y, debajo de la tierra, nuestro mar crece y avanza.
www.dclm.es
INCENDIOS DE TURBA: UN VOLCÁN EN UN HUMEDAL
Toda la cuenca del Alto Guadiana ha vuelto a dar vida a una naturaleza que años atrás vimos languidecer o morir, épocas de intensa sequía en salieron a "respirar" a la superficie hasta las raíces de los olivos entre mendrugos de tierra agrietada o los incendios de turba en el interior de la tierra en el año 2009. Las Lagunas se habían secado cuatro años antes. Además de la escasez de lluvias tuvieron que ver también las decenas de miles de pozos ilegales y el agua trasvasada de la cabecera del Tajo a Levante, agua de la que vivía el humedal cuando faltaba la lluvia.
En 2007 se dio la alerta: de seguir así, la turba entraría en combustión. Dos años después, el humo comenzó a salir cerca de la Isla de Cañas, auténticas fumarolas como si se tratara de una zona volcánica. En el verano, un incendio del exterior se propagó a través de la turba. Se intentó aplastar el terreno con palas mecánicas para impedir que el aire del exterior oxigenase la turba, se inyectó agua pero no la suficiente para frenar el avance del fuego interno. En septiembre se dio por controlado el fuego de la turba aunque continuaba saliendo humo por algunas grietas.
EL PARQUE NACIONAL AGONIZANTE
El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel estaba agonizando. En total había cinco hectáreas inundadas y lo peor era la pérdida de una capa vegetal que había ayudado a retener el agua durante trescientos mil años.
Entonces se temió que aunque regresaran las lluvias, el agua se perdería en el subsuelo y que ya nunca volvieran a verse unas Tablas anegadas igual que nunca volverían a manar los Ojos del Guadiana, secos desde 1986. Aquellos humedales plagados de patos y aves acuáticas se habían trasformado en tierra seca donde ahora aparecían conejos y jabalíes.
VUELVEN LAS AVES Y MÁS DE 15.000 VISITANTES
Tras muchos años de pesimismo, en esta primavera de 2013 se vuelve a pensar que la recuperación de las Tablas es posible. Las aves han vuelto y también los visitantes, más de quince mil personas durante la Semana Santa.
Para Castilla-La Mancha, igual que para Valencia o Murcia, el agua es vital ecológica, cultural y económicamente.
Ahora mismo, el aumento del agua en los Ojos del Guadiana ha sido tan importante que llega a unos nueve metros de profundidad. Cerca de Las Tablas se han abierto "ojos" de hasta tres metros de diámetro, agujeros enormes que se ha tragado la tierra. La guardia civil ha debido acordonar la zona. De seguir las lluvias es posible que en dos meses el agua pueda llegar a la superficie y puedan contemplarse otra vez aquellos Ojos con lágrimas de agua. Ojos con los que hemos vuelto a ver somormujos, fochas, zampullines o garzas, en el llamado Oasis de La Mancha.
ESTADO DE ALERTA Y CASCADAS DE AGUA EN EL ACUÍFERO 23
Con zonas de Ciudad Real en estado de alerta por posibles inundaciones, ríos fuera de su cauce, puentes sumergidos, caminos anegados, naves y viviendas inundadas, carreteras cortadas, animales desalojados de granjas, el espectáculo de la Naturaleza ha vuelto al acuífero 23, uno de los mayores de España, un mar bajo tierra con una superficie de 5.500 kilómetros cuadrados y una profundidad de 70 metros. Sobre el acuífero se asientan más de 30 municipios de Ciudad Real, Albacete y Cuenca.
Lo escuchamos en un reportaje de TVE: "Algunos vecinos se han acercado a ver un curioso fenómeno, el hundimiento del terreno y la formación de oquedades por donde cae el agua en forma de cascadas al subsuelo. Dicen que llega al gran embalse subterráneo de la Mancha que es el Acuífero 23 y que ha recuperado ya 2.250 hectómetros cúbicos".
Las Tablas renacen, las aves han vuelto al Oasis de la Mancha y, debajo de la tierra, nuestro mar crece y avanza.
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