Braulio Molina López
El incremento de la población de
Daimiel dio origen a que las autoridades solicitaran al rey la oportuna
autorización para edificar la iglesia de San Pedro, y éste accedió a ello a 10
de febrero de 1542. Esta provisión, concedida por el monarca desde Valladolid,
la publico don Inocente Hervás y se expresaba en estor términos:
“Don Carlos rey de castilla….Por cuanto por parte de vos, el Concejo,
vecinos e moradores de Daimiel, me fue hecha relación de esta villa había
solamente una iglesia parroquial… E por haber como había más de 1300 vecinos
(6.500 habitantes) y dicha iglesia ser tan pequeña, no cabían en ella los días
de fiesta… Doy licencia y facultad para qué podáis hacer y edificar y hagáis y
edifiquéis de nuevo en la plaza del barranco otra iglesia parroquial”.
Por los autores de las Relaciones
Topográficas sabemos que en 1575 no habían finalizado sus obras pues se dice
que “esta iglesia no está acabada que le
falta más de la mitad del cuerpo della e la torre” y se afirma que tiene
falta de ornamentos y no hay capillas. A pesar de ello la parroquia ya
funcionaba a juzgar por algunas partidas de bautismo fechadas en el año 1563,
después fue el Ayuntamiento quién impulsó en 1583 el final de su construcción y el consejo de las órdenes
autoriza a la Cofradía de Nuestra Sra. de la Concepción la fundación de su
capilla en los años siguientes.
San Pedro es de orden Dórico y
sus paredes de cantería y mampostería, sus bóvedas de ladrillo doble y los cuatro
arcos torales de cantería (1).
Las bóvedas llevan una sencilla
crucería que es estrellada en el crucero y el ábside. En las columnas de éste
hay restos muy deteriorados de bustos, así como un jarrón lleno de flores
esculpido con naturalidad y gracia. En la parte superior a la izquierda del
crucero
Hay unas cabezas sosteniendo las
basas de los arcos, que desde antiguo son conocidas como los sátiros (2.
Su retablo antiguo, dorado en
1710, fue de estilo churrigueresco, en el centro se podía ver la imagen de San
Pedro y las de San Bernardo y San Benito, así como un cuadro de la Virgen de
las Cruces. Sobre este retablo se representaba al óleo, a San Idelfonso, Las
ánimas y San José.
La sacristía antigua estaba
situada en lo que hoy es la capilla del Pilar y de su sillería del coro dijo
Madoz, que se había tallado en nogal, con gran delicadeza. En el coro bajo
estaba situada la cripta donde se le daba sepultura a los sacerdotes y que hoy
está cegada.
Diversos fueron los altares que
existían en el interior de San Pedro y que hoy se recuerdan: el de San José con
su imagen en el centro, el de la Virgen del Rosario, el de la Inmaculada con
las imágenes de la Virgen de Ureña y de la antigua o los altares de Santa María
Magdalena y San Juan Bautista que fueron bendecidos por el Obispo Don Remigio
Gandásegui en el año 1911, y la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente
estaban situados a la izquierda del altar mayor junto al altar de Santa Rita.
En 1948, San Pedro fue consagrada
por el Obispo Don Emeterio Echevarri, tras la construcción por Alfredo Lerga de
su retablo actual, y la entrada del templo hay un cuadro donde se dice que aquí
reside de un modo especial la majestad
de Dios.
El artista daimieleño Juan
D´Opazo pintó los cuadros que ocupan el ábside, entre los que figuran la
conversión de San Pablo o la aparición de la Virgen de las Cruces y en su parte
superior se representa a varios santos manchegos en unas tablas pintadas por
Alfredo Lerga.
San Pedro tenía tres puertas, las
actuales del Sol y de los pies de la nave, y la desaparecida, de la Umbría, que
se recuerda con una verja exterior. La estructura de su torre es cuadrada,
terminando en forma octogonal, en la que destacan dos ventanas y ha sido objeto
de algunas reformas recientes.
En el pasado San Pedro tenía su cementerio
parroquial en San Roque y en el interior del templo, en la actual capilla del
Pilar, se le dio sepultura en 1959 a Don Tiburcio Ruiz de la Hermosa.
(1) Diccionario
de Madoz de 1845
(2) Historia
de Daimiel de Santos García Velasco de 1987
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