lunes, 16 de marzo de 2015

La Iglesia de San Pedro


Braulio Molina López


El incremento de la población de Daimiel dio origen a que las autoridades solicitaran al rey la oportuna autorización para edificar la iglesia de San Pedro, y éste accedió a ello a 10 de febrero de 1542. Esta provisión, concedida por el monarca desde Valladolid, la publico don Inocente Hervás y se expresaba en estor términos:

“Don Carlos rey de castilla….Por cuanto por parte de vos, el Concejo, vecinos e moradores de Daimiel, me fue hecha relación de esta villa había solamente una iglesia parroquial… E por haber como había más de 1300 vecinos (6.500 habitantes) y dicha iglesia ser tan pequeña, no cabían en ella los días de fiesta… Doy licencia y facultad para qué podáis hacer y edificar y hagáis y edifiquéis de nuevo en la plaza del barranco otra iglesia parroquial”.

Por los autores de las Relaciones Topográficas sabemos que en 1575 no habían finalizado sus obras pues se dice que “esta iglesia no está acabada que le falta más de la mitad del cuerpo della e la torre” y se afirma que tiene falta de ornamentos y no hay capillas. A pesar de ello la parroquia ya funcionaba a juzgar por algunas partidas de bautismo fechadas en el año 1563, después fue el Ayuntamiento quién impulsó en 1583 el final de su  construcción y el consejo de las órdenes autoriza a la Cofradía de Nuestra Sra. de la Concepción la fundación de su capilla en los años siguientes.

San Pedro es de orden Dórico y sus paredes de cantería y mampostería, sus bóvedas de ladrillo doble y los cuatro arcos torales de cantería (1).

Las bóvedas llevan una sencilla crucería que es estrellada en el crucero y el ábside. En las columnas de éste hay restos muy deteriorados de bustos, así como un jarrón lleno de flores esculpido con naturalidad y gracia. En la parte superior a la izquierda del crucero
Hay unas cabezas sosteniendo las basas de los arcos, que desde antiguo son conocidas como los sátiros (2.

Su retablo antiguo, dorado en 1710, fue de estilo churrigueresco, en el centro se podía ver la imagen de San Pedro y las de San Bernardo y San Benito, así como un cuadro de la Virgen de las Cruces. Sobre este retablo se representaba al óleo, a San Idelfonso, Las ánimas y San José.


La sacristía antigua estaba situada en lo que hoy es la capilla del Pilar y de su sillería del coro dijo Madoz, que se había tallado en nogal, con gran delicadeza. En el coro bajo estaba situada la cripta donde se le daba sepultura a los sacerdotes y que hoy está cegada.

Diversos fueron los altares que existían en el interior de San Pedro y que hoy se recuerdan: el de San José con su imagen en el centro, el de la Virgen del Rosario, el de la Inmaculada con las imágenes de la Virgen de Ureña y de la antigua o los altares de Santa María Magdalena y San Juan Bautista que fueron bendecidos por el Obispo Don Remigio Gandásegui en el año 1911, y la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente estaban situados a la izquierda del altar mayor junto al altar de Santa Rita.

En 1948, San Pedro fue consagrada por el Obispo Don Emeterio Echevarri, tras la construcción por Alfredo Lerga de su retablo actual, y la entrada del templo hay un cuadro donde se dice que aquí reside de un modo especial  la majestad de Dios.
El artista daimieleño Juan D´Opazo pintó los cuadros que ocupan el ábside, entre los que figuran la conversión de San Pablo o la aparición de la Virgen de las Cruces y en su parte superior se representa a varios santos manchegos en unas tablas pintadas por Alfredo Lerga.


San Pedro tenía tres puertas, las actuales del Sol y de los pies de la nave, y la desaparecida, de la Umbría, que se recuerda con una verja exterior. La estructura de su torre es cuadrada, terminando en forma octogonal, en la que destacan dos ventanas y ha sido objeto de algunas reformas recientes.


En el pasado San Pedro tenía su cementerio parroquial en San Roque y en el interior del templo, en la actual capilla del Pilar, se le dio sepultura en 1959 a Don Tiburcio Ruiz de la Hermosa.
(1)  Diccionario de Madoz de 1845
(2)  Historia de Daimiel de Santos García Velasco de 1987



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