lunes, 14 de febrero de 2011

La Virgen de las Cruces

Braulio Molina López
Fotografías: Pepe J.Galanes

Los estudios arqueológicos  y los historiadores coinciden en señalar que la Virgen de Las Cruces es una imagen del siglo XIV, pero esta afirmación no ha podido ser probada, como tampoco se sabe su origen ni el motivo de su nombre.

       El historiador Don Inocente Hervás afirma que en el lugar del Santuario existió en la antigüedad una torre romana que vigilaba el camino de Andalucía a Toledo,... allí hubo después un asentamiento musulmán y tras la reconquista de los cristianos fundó  la Orden de Calatrava un pueblo con el nombre de la Tamarosa, pero este pueblo no prosperó repartiendo su jurisdicción entre Daimiel y Torralba.

       Cuenta la historia una leyenda de la aparición, ... cuenta la historia como al llegar  al sitio donde está el Santuario se le apareció la Virgen a un chiquillo del Moral llamado Juan y le ordenó que fuese a Daimiel y dijese al pueblo que allí deseaba la madre de Dios se edificase una iglesia con el titulo de Las Cruces.
Inmediatamente ordenaron  las autoridades de Daimiel la construcción de  la ermita, pero como la Tamarosa era de jurisdicción mixta entre Daimiel y Torralba, se levantó de forma que la mitad de ella estuviera en Daimiel y la otra mitad en lo de Torralba. Fue este el origen de un conflicto que motivó diversos pleitos y enfrentamientos entre los dos pueblos vecinos a lo largo de cientos de años, hasta que los torralbeños abandonaron el lugar.

       Hervás dice en su diccionario que tuvo acceso a documentos de los tiempos de Carlos I (1500-1558) por los que el concejo y justicia de Daimiel aclamaron por patrona a la Virgen de Las Cruces y en el informe para la declaración del Santuario como Monumento Nacional se dice: " Mermada la devoción  a la antigua patrona por los cultos a la Virgen del Carmen por un lado, y por otro las sucesivas peregrinaciones por el Concejo y el pueblo de Daimiel, dio origen a promover a Nuestra Señora de las Cruces como patrona de Daimiel"



       A nuestra Patrona se le dedicaban en aquellos tiempos, a cargo del fondo comunal, tres funciones religiosas al año: el 25 de marzo día de la Encarnación, el día de la Ascensión y en la Fiesta de San Simón y San Judas.  
Un mayordomo era nombrado para la disposición de estas fiestas a la vez que administraba los fondos del Santuario y su capellán era el encargado de celebrar Misa en el Santuario todos los domingos y días de precepto.



       La Virgen de las Cruces era trasladada a Daimiel con motivo de las calamidades, plagas o sequías, era traída vestida de color morado y se dejaba en el Cristo de la Luz para ser conducida posteriormente a Santa María  y San Pedro donde se le hacían rogativas y tras éstas se llevaba a los conventos de las Monjas Mínimas y Carmelitas descalzas.

       Con respecto a las romerías, éstas tienen su origen en el acompañamiento a la Santa imagen para celebrar sus fiestas y con motivo de sus traslados, siendo esperada, ayer igual que hoy, a dos mil pasos de los primeros muros de la villa, en la Cruz de los Pajes.

La imagen de la Virgen la describe don Inocente Hervás de una forma acertada y precisa: "Es la imagen de mármol y de pie su postura. Su rostro es correcto, de aspecto amable y gracioso. Viste  largo manto plegado con habilidad y soltura y túnica ceñida, sujeta con correa que le cuelga hasta tocar sus extremidades. Esta es la Virgen de las Cruces del siglo XIV y la acentuada expresión de su rostro mueve con dulzura a la devoción".

Según la obra de Santos García Velasco, excepto las cabezas de la Virgen y del Niño, que son las originales, el resto de la imagen es obra moderna. "Es de alabastro y las caras tienen color de madera antigua, una severa dignidad se compagina con la dulce sonrisa que anima sus facciones".

Con el decaimiento  del culto a la Virgen de la Paz, en los primeros años de 1800, la Virgen de las Cruces se afianza como patrona de nuestro pueblo y tras la Guerra de la Independencia se reafirma como tal, a la vez que era traída a Daimiel ya en fechas fijas para ser venerada en su más esplendoroso culto. Ya en nuestros días, en 1987, fue coronada a la vez que se celebraba el Primer Centenario de Daimiel como ciudad.



       Son muchos los misterios que encierra nuestra Patrona: su origen, la famosa leyenda de la parición o la procedencia de su propio nombre, pero lo cierto es que la devoción y el culto con que los daimieleños hemos honrado a esta imagen  a través de la historia, han hecho que hoy nos podamos sentir más unidos a nuestros antepasados y con respecto a su Santuario,  éste pudo ser santificado desde tiempos muy remotos, lugar al que le encajaría perfectamente una frase de García Velasco: "En tales lugares se suceden las devociones y las advocaciones divinas al compás de los siglos, sin que se rompa tan hermosa cadena religiosa".

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